En las últimas tres décadas, la industria del cemento ha logrado reducir un 40% de las emisiones de CO2 gracias a mejoras en el proceso de clinkerización. A partir de 2021, las principales cementeras de México se alinearon con una hoja de ruta hacia una economía baja en carbono. Las nanotecnologías, como el óxido de grafeno (GO), ofrecen mejoras significativas en la construcción, aumentando la durabilidad del concreto, reduciendo el uso de cemento, y mejorando su resistencia. Esto beneficia tanto la eficiencia energética como el control de la corrosión y la trabajabilidad del material.
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